GLAUCOMA

El glaucoma es una enfermedad en la cual sucede un daño al nervio óptico. Este nervio es como el cable que conecta el ojo con el cerebro. En la gran mayoría de los casos este daño se debe a un aumento de la presión intraocular. La hipertensión ocular va generando una afectación del campo visual, desde la periferia hasta el centro. Es decir, a la persona afectada por la enfermedad, la visión se le va oscureciendo desde la periferia hasta que termina viendo como a través de un tubo. De seguir el problema sin adecuado control, puede llevar a una ceguera absoluta.

Es una enfermedad sin cura, pero que puede tratarse evitando por completo la ceguera. Por ello es muy importante el diagnóstico y tratamiento oportuno.

Existen varios factores de riesgo pero los más determinantes son la edad y el antecedente familiar. De igual forma existen varios tipos de glaucoma y cada paciente tiene una afectación particular. Por ello no se puede generalizar el manejo o el desenlace de la enfermedad.

Es muy importante acudir al especialista para establecer el diagnóstico. En muchos casos requiere la toma de exámenes adicionales para corroborar o descartar el diagnóstico. Una vez hecho el diagnóstico, el manejo puede ser tan sencillo como aplicar unas gotas diariamente y de por vida y con ello se evita la progresión de la enfermedad. Por ello es tan importante detectar la enfermedad tempranamente y ante cualquier sospecha realizar los estudios pertinentes. Entre ellos: la OCT o Tomografía Optica de Coherencia.  Este examen permite incluso evidenciar daños en el nervio óptico por Glaucoma, antes de que  aparezcan síntomas visuales en el paciente.

El objetivo del tratamiento en los pacientes con Glaucoma es preservar la salud del Nervio óptico y así evitar perdida visual definitiva. Actualmente existen diferentes opciones de tratamiento. Estas incluyen el uso de gotas, procedimientos con láser y en casos especiales y de difícil control puede pensarse en cirugía.