Las inyecciones intravítreas son la mejor alternativa para la aplicación de sustancias dentro del ojo. Siempre y cuando se necesite que ellos actúen directamente en la parte más posterior del globo ocular. A través de una aguja de muy delgado calibre, se inyecta el ojo. Se pueden aplicar antibióticos, antiinflamatorios, antiangiogénicos e incluso medicamentos de liberación sostenida, que actúan por varios meses. Son cada vez más usadas para el tratamiento de patologías de la retina. Entre ellas la
Retinopatía diabética, las Trombosis u
Oclusiones vasculares retinianas y la
Degeneración Macular relacionada con la edad tipo húmeda. Las inyecciones intravítreas son un procedimiento seguro, ambulatorio, realizado bajo anestesia local. Yo prefiero llevarlo a cabo en salas de cirugía con todas las normas de higiene necesarias para disminuir al máximo el riesgo de infecciones. Requiere una preparación previa que incluye la aplicación de gotas anestésicas, antisépticas y antibióticas. Una vez anestesiado y desinfectado el ojo, se coloca un instrumento que ayuda a mantener los párpados abiertos. Después de lavar el ojo con solución estéril, se marca el sitio a inyectar y se pliega la conjuntiva. Luego se aplica la inyección, con una aguja especial de un diámetro muy pequeño, que se introduce y se saca inclinada. Finalmente se comprueba que no exista retorno del medicamento inyectado. (Ver Vídeo arriba). Este procedimiento debe ser realizado por un Retinólogo y en todo caso con el cuidado pertinente para evitar complicaciones. Posteriormente al procedimiento se usan gotas de antibiótico para controlar el riesgo de infección. Generalmente tras el procedimiento, el paciente muy prontamente puede retomar sus actividades como lo hacía antes del mismo.
Dentro de los medicamentos más frecuentemente usados para aplicación intravítrea se encuentran Eylia, Lucentis y Ozurdex entre otros.